BIENVENIDO AL CLUB DE PAPÁS

No nos conocemos. Es muy probable que no lo hagamos nunca.  

Ya te adelanto que vas a conocer mucho de mí y mi familia, pero no nos vas a poner cara ni nombre. También creo que es mejor así. Puedo ser cualquiera. Puedo ser como tú, y tú como yo. No vamos a compararnos, pero tenemos que conectar para que esto nos sirva para algo.

 

Empezaré contándote una historia muy especial.  

Es tan especial que, si estás aquí, la has vivido. La has vivido igual, igual, igual que yo.  La he titulado "De desesperado a bendecido, y vuelta a empezar"

 

 

3.45 de la mañana. 

4 días de vida de una criatura que cambiaría nuestra vida y nuestro mundo.  

Sí, pero 3.45 de la mañana.  

Teta dada, pañal cambiado, no debería pasar nada más.  

 

Calma total en la habitación. Pasan 5 minutos. Llanto. Llanto fuerte, sonoro. Llanto muy fuerte. Ha pasado de 0 a 100 como una olla express. Gritos que penetran directamente hasta el tímpano. Noto el corazón latiendo rápido. No tengo ninguna experiencia en estas situaciones. Hasta hoy todo había ido genial. 

 

4 días de vida. 

Nervios… 

 

Se habrá quedado con hambre?  

No parece. 

 

 

Más nervios. Por favor que se calme. 

 

Es tu turno papá.  

2 horas de sueño. Ese día digo. Los dos anteriores entre el parto y la vuelta a casa bastante menos. 

 

 

La cojo en brazos, estoy confiado. 

Le canto, llora. 

La mezo, llora más fuerte. 

 

 

Estoy nervioso, muy nervioso.  

Seguro que no tiene hambre? 

Mi mujer me pide (por favor) que me salga de la habitación, necesita descansar un poco. 

Bien. Es lo justo.  

 

Mochilita de bebé en mano. La que tenemos todos. Azul, verde, marrón. Es nuestra arma secreta. 

Malabares para colocar a la pequeña dentro. Qué pequeñita y frágil es.  

Cómo llora. 

Dios no llego a cerrar la mochila. No quiero hacerle daño.  

Al final lo consigo. Qué rápido me late el corazón.

 

Estamos solos. Ella y yo. Fuera de la habitación. Noche cerrada. Oscuridad total.

Mamá tiene que descansar. 

 

Se calma. 

Espera no, no se calma.  

Llora.  Llora. Grita. Llora.

 

No sé qué hacer.  

 

Aguanto, paseo entre el salón y la cocina. Nervioso, casa nueva, recién mudados.  No es nuestro hogar todavía. Los cuadros, los azulejos, la mesa, incluso la tele, me resultan todavía extraños.  Una vuelta. Otra vuelta. Una vuelta más. Veo el reloj del microondas avanzar lentamente. Qué calor hace. Noto el sudor empapando mi frente, y la suya, mientras el corazón sigue latiendo rápido. 

 

 

Sigue el llanto. Sigo cantando. Sigo meciéndola. 

Llora desesperada.  

Han pasado 40 minutos de reloj. Me han parecido 4 horas. 

 

Después de incontables nanas, muchas de ellas repetidas, porque no me ha dado tiempo a aprenderme más, y estar a punto a punto, de perder la paciencia.. 

 

Joder.

Ha comido. Pañal limpio.  

¿qué te pasa? 

 

 

En ese momento, uno de los momentos más decisivos de mi vida, por trivial que parezca, me doy cuenta de una cosa.  A esa pregunta no me puedes responder, lo sé. 

 

La pregunta que debería plantearme, de aquí en adelante es

… 

…  

¿en qué puedo ayudarte?    

 

Vaya mierda de pregunta. Sigue leyendo. Quiero llegar a algo. 

 

No tienes hambre. Tienes el pañal limpio. Has echado los gases.  

Nanas. Muchas nanas.  

 

¿Sabes lo único que puedo hacer por ti?  

Darte mi cariño y mi paciencia. 

 

Ahora mismo lo único que tienes en el mundo soy yo. Yo soy tu todo.  

Lo ÚNICO, lo TODO que puedo hacer por ti es darte cariño y paciencia. Cuando crezcas, habrá miles y miles de cosas que me pedirás y que necesitarás para ser lo que tú creas que es ser feliz. 

 

Pero ahora, 

Ahora mismo, 

Entre tanto grito y tanto llanto.

Ahora mismo. 

Todo lo que puedo darte es mi paciencia. 

 

Es toda tuya princesa.  

Es cursi, sí, pero a veces llamo princesa a mi hija. Si no te gusta, no llames así a tu hija. Y sobre todo, no llames así a tu hijo. 

Te prometo, aquí y ahora, que haré todo lo que sea posible para no perder la paciencia.  

Será mi mejor regalo. 

 

La paz me invade. 

Ni siquiera puedes verme, pero sí sentirme. Sentir mi corazón latiendo igual de rápido que el tuyo. Sentir mi respiración entrecortada alternándose con tu llanto. Sentir la fuerza de mis manos que intentan hacer que te encuentres segura, que estoy ahí. 

Que no sé lo que te pasa, pero estoy ahí. Para ti. 

 

Los gritos no paran. El llanto toca su máximo. 

Pero estoy tranquilo, muy tranquilo. Noto como la frecuencia cardiaca va disminuyendo. Respiro hondo.  

La abrazo fuerte. 

¿Se calma?  

Ni mucho menos.  

 

 

840 días después, echo la vista atrás. Le regalo mi paciencia cada día. Se la regalo (sobre todo) cada noche. 

 

Desde aquel día. Desde hace 840 días que cumplo mi promesa. 

 

 

 

Si crees que ha sido fácil, probablemente no seas padre. Padre de verdad. No padre de cinco minutos de juegos mientras mamá limpia el baño y hace la cena.  

 

Si crees que no me he involucrado lo suficiente, ya me irás conociendo. 

 

Si crees…. 

Si crees… 

Si crees… 

 

 

No tienes por qué creerme. Tampoco pierdes nada por hacerlo. Pero lo dejo a tu criterio.  

 

Lo que sí que puedes hacer es apuntarte a mi lista de suscripción. 

Mandaré un mail a la semana. Todas las semanas. 

No uno al día. Uno a la semana.  

No tienes tiempo ni ganas de leer un mail al día. Y no vas a poder meditar sobre ello. 

Hablaré de paternidad, con P de papá, de padre, masculino, hombre. No hablaré de maternidad, con M de madre. Contaré múltiples vivencias y consejos como padre, que me han ayudado a mí, y que te van a ayudar a ti. Te vas a sentir identificado, y vas a aprender a vivir situaciones complejas del día a día. Te van a permitir dedicar 5 o 10 minutos a reflexionar sobre tu paternidad. A encontrar puntos de mejora. A reforzar tu idea de que eres un buen padre, pero también que sepas que lo puedes hacer mejor.  

  

Tus 10 minutos de papá.   

  

¿Por qué me van a ayudar? Puedes preguntármelo.  

Porque, además de padre, ya vas a conocer una cosa más sobre mí, soy médico.   

Genial, y ¿qué?  

Que leo y estudio. Mucho. Hago cursos de todo. Leo sobre sueño, sobre alimentación, educar en positivo, paciencia, crecimiento, rabietas, conciliación familiar, crecimiento personal, etcétera etcétera, no quiero aburrirte.  

Y pongo en práctica lo que leo. Y hay cosas que me han ido genial.   

Hay cosas que me han ido fatal. Fatal fatal eh! Ya te contaré.  

Vas a sentirte identificado con la mayoría de lo que leas. Y vas a poder poner en práctica muchas cosas.   

  

¿Y si soy mujer no puedo suscribirme?  

Puedes, es aquí.   

Son 10 euros al mes.  

Pero mejor recomiéndaselo a tu pareja. 

Son 10 euros al mes.   

¿es poco?  

Probablemente. Lo creas o no, no hago esto por dinero. Me encanta compartir conocimiento de paternidad. Me gusta más aún que haya padres (con p de padre) comprometidos.Poner un precio hace que se le dé más importancia a lo que se lee, e incita a ponerlo en práctica. 

 

Insisto, este rincón es para padres.   

  

Y si no tengo hijos no puedo suscribirme?  

También puedes, es aquí.  

Y si no me gusta lo que mandas?  

Te das de baja, o me insultas. Lo dejo también a tu criterio.   

  

¿Por qué por mail?  

Para apartar de redes sociales. El mail te permite leer tranquilo, sin las distracciones de las redes. Sin la necesidad de hacer scroll.   

Vas a poder dedicar 5 minutos a leer, y otros 5 a pensar. Con eso será suficiente.  

  

  

Bienvenido al club de papás.   

  

Papá paciente  

  

Para suscribirte, sobre todo si eres papá, es aquí. 

Esta newsletter no es para tí si...

  • Crees que eres un padre fabuloso y no tienes nada que aprender.

  • A tí te educaron con educación militar y mano dura, y te ha ido bien. Y vas a hacer lo mismo con tus hijos.

  • A tus hijos los cuida tu mujer.

  • No eres un padre implicado.

  • Si no disfrutas de la paternidad ni tienes ganas de hacerlo, definitivamente esta lista no es para tí.


Preguntas frecuentes. Respuestas frecuentes

¿Qué me va a aportar?

Aprendizaje de temas que ni tienes tiempo ni ganas de aprender. 

Pero sabes que los necesitas. 

Lo sabes. 

¿ Es una buena inversión?

Si entendemos inversión como aquello por lo que pagas (dinero o cualquier cosa) esperando un retorno mayor, es extraordinaria.

Por 10 euros al mes (un Big Mac) vas a tener 4 o 5 momentos al mes, cada sábado, para reflexionar y convertirte en una mejor versión de tí mismo.

¿Qué voy a encontrar? 

Conocimiento de paternidad (con p de papá) con anécdotas, experiencias y estudio. Te contaré lo que mejor (y lo que peor) funciona.  

No tengo tiempo. ¿Cuánto necesito para este invento?

5 minutos a la semana de lectura, y 5 minutos de reflexión. 

5 minutos para pensar en tí como padre. ¿Te has parado a pensar en tí como padre alguna vez? 

5 minutos para reflexionar y confirmar que, aunque no eres perfecto,  lo estás haciendo bien. Qué coño! Muy bien! 

Pero que lo puedes hacer mejor. 

Que te hace feliz esforzarte por ser mejor padre. 

OPINIONES NO SOLICITADAS

Opiniones de papás que contestaron a alguno de los mails. No suelo responder a los correos, pero sí que tengo en cuenta muchas de las ideas o comentarios que me mandan.

No sé cómo me he podido enganchar a estos mails con lo mala que es la web

Papá anónimo 1

Mi momento de Papá paciente cada sábado ahora es sagrado.

Papá anónimo 2

Desde que tengo hijos creo nunca me había parado a pensar sobre la paternidad, si lo estaba haciendo bien o mal. Ahora tengo mis 5 minutitos cada sábado.

Papá anónimo 3